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¡Mi señor! Tú eres mi recurso, mi apoyo, mi esperanza y mi confianza y me aferro a Tu Misericordia. Haces objeto de Tu Misericordia a quien te place y guías con Tu magnanimidad a quien quieres. Tuya es la alabanza por depurar mi corazón de la idolatría. Tuya es la alabanza por desplegar mi lengua ¿Acaso es con esta lengua lánguida que he de agradecerte? ¿O acaso es que al realizar mi total esfuerzo en mis actos habré de complacerte? ¿Y qué valor puede tener mi lengua, oh Señor, al lado de Tu agradecimiento? ¿Qué valor pueden tener mis acciones al lado de Tu bendición y Tu benevolencia? ¡Dios mío! Por cierto que Tu magnanimidad ha extendido mi esperanza y asimismo Tu agradecimiento ha aceptado mi acción. ¡Mi Señor! Por Ti es mi anhelo; por Ti es mi sobrecogimiento; en Ti está puesta mi esperanza. Mi esperanza me ha conducido hacia Ti. En Ti, ¡Oh mi Dios Único! he consagrado mi determinación. Mi anhelo se prolonga por lo que se halla en Ti. Por Ti es mi genuina esperanza y mi temor. Es en Ti que mi amor se torna íntimo y ameno y a Ti me entrego. En el cordel de la obediencia a Ti he extendido mi estado de sobrecogimiento. ¡Oh mi Señor! Es por Tu recuerdo que mi corazón subsiste. Es dirigiéndote letanías que he enfriado en mí el dolor del temor. Así pues, ¡oh mi Señor! ¡oh mi esperanza! ¡oh meta de mis peticiones! Sepárame de mi pecado que me impide permanecer obedeciéndote. Ciertamente que te suplico por la prístina esperanza en Ti, y por lo grandioso que se aspira de Ti en cuanto a la conmiseración y misericordia que Te has impuesto a Ti mismo. Tuya es la orden únicamente. No tienes copartícipe y toda la creación depende de Ti y está en tu posesión. Toda cosa está sometida a Ti. ¡Bendito seas, oh Señor del Universo!

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Comentario a la Súplica de Abu Hamzah Zomali (19)

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¡Mi señor! Tú eres mi recurso, mi apoyo, mi esperanza y mi confianza y me aferro a Tu Misericordia. Haces objeto de Tu Misericordia a quien te place y guías con Tu magnanimidad a quien quieres. Tuya es la alabanza por depurar mi corazón de la idolatría. Tuya es la alabanza por desplegar mi lengua ¿Acaso es con esta lengua lánguida que he de agradecerte? ¿O acaso es que al realizar mi total esfuerzo en mis actos habré de complacerte? ¿Y qué valor puede tener mi lengua, oh Señor, al lado de Tu agradecimiento? ¿Qué valor pueden tener mis acciones al lado de Tu bendición y Tu benevolencia? ¡Dios mío! Por cierto que Tu magnanimidad ha extendido mi esperanza y asimismo Tu agradecimiento ha aceptado mi acción. ¡Mi Señor! Por Ti es mi anhelo; por Ti es mi sobrecogimiento; en Ti está puesta mi esperanza. Mi esperanza me ha conducido hacia Ti. En Ti, ¡Oh mi Dios Único! he consagrado mi determinación. Mi anhelo se prolonga por lo que se halla en Ti. Por Ti es mi genuina esperanza y mi temor. Es en Ti que mi amor se torna íntimo y ameno y a Ti me entrego. En el cordel de la obediencia a Ti he extendido mi estado de sobrecogimiento. ¡Oh mi Señor! Es por Tu recuerdo que mi corazón subsiste. Es dirigiéndote letanías que he enfriado en mí el dolor del temor. Así pues, ¡oh mi Señor! ¡oh mi esperanza! ¡oh meta de mis peticiones! Sepárame de mi pecado que me impide permanecer obedeciéndote. Ciertamente que te suplico por la prístina esperanza en Ti, y por lo grandioso que se aspira de Ti en cuanto a la conmiseración y misericordia que Te has impuesto a Ti mismo. Tuya es la orden únicamente. No tienes copartícipe y toda la creación depende de Ti y está en tu posesión. Toda cosa está sometida a Ti. ¡Bendito seas, oh Señor del Universo!