Descripción

¡Dios mío! Aunque me amarraras con grilletes, me vedaras Tus dádivas ante los presentes, señalaras mis vergüenzas a los ojos de los siervos, ordenaras que se me llevara hacia el Fuego y me separaras de los probos, no perdería la esperanza en Ti, ni resignaría mi expectativa a ser objeto de Indulgencia de Tu parte, ni saldría de mi corazón mi amor por Ti. Yo no me olvido de Tus gracias para conmigo y de que cubres mis actos en la morada de este mundo. ¡Mi Señor! Expulsa el amor a la vida mundanal de mi corazón. Reúneme con Al-Mustafâ y su familia, Tu escogido de Tu creación y sello de los profetas, que las bendiciones sean sobre él y su familia. Llévame al grado de volverme hacia Ti en arrepentimiento y favoréceme con el llanto por mí mismo. Por cierto que he agotado mi vida en postergaciones y falsas expectativas llegando al grado de haberme desesperanzado de que el bien surja de mi. ¿Quién tendrá un estado peor que el mío? Desde que si en el estado en que me encuentro soy llevado a mi tumba, no he preparado para mi letargo, ni la he revestido con las buenas acciones para mi reposo. ¿Qué me sucede que no lloro siendo que no sé cuál será mi destino y veo que mi ego trata de engañarme y mis días están a mi acecho, en tanto que las alas de la muerte se han desplegado sobre mi cabeza. ¿Por qué no habría de llorar? Lloro por mi alma que sale de mi cuerpo; lloro por la oscuridad de mi tumba; lloro por lo estrechó de mi sepulcro; lloro por las preguntas que Munkir y Nakir me dirigirán. Lloro por mi salida de mi tumba desnudo, humillado, portando mi peso sobre la espalda. Viendo una vez a mi derecha y otra a mi izquierda y he ahí que las criaturas estarán en un asunto que no es el mío. Cada persona de ellos ese día tendrá un asunto que le será suficiente. Ese día habrá rostros radiantes; risueños, alegres; en tanto que habrá rostros ese día que tendrán polvo encima que los cubrirá de lobreguez y humillación.