En este video hablaremos acerca del rol que cumple la religión como guía del comportamiento humano. Especialmente en el establecimiento de un orden en su vida que le permite lograr así el objetivo de su existencia.
En nuestra visión monoteísta de la vida humana creemos que la religión es fundamental para tener una vida ordenada. La religión permite al ser humano ordenar tanto su pensamiento, como sus sentamientos y su conducta.
El tema más importante de todo el pensamiento islámico es el monoteísmo o la unidad de Dios. Esta cuestión penetra en todos los campos de la religión de modo tal que no existe enseñanza en el Islam que no se relacione con el monoteísmo.
Así como Dios es el verdadero Señor del ser humano a quien debemos adoración pura y sincera, también existen falsos dioses que muchas veces ocupan el lugar de Dios en el corazón del hombre haciéndole su esclavo.
Una de las grandes preocupaciones de los profetas ha sido siempre argumentar la existencia de Dios para ser adorado.
Cuando encontramos unidad y coordinación entre todo los fenómenos y leyes naturales sabemos que detrás de ello está la existencia de un solo Creador y un solo Señor.
Luego de haber probado la unicidad de Dios llega el momento de hablar de los distintos niveles o campos que abarca el monoteísmo en el Islam.
Uno de los sentidos del monoteísmo es considerar a Dios como único ser necesario y a todas las criaturas como seres contingentes, totalmente dependientes de Él.
Dentro de los distintos niveles del monoteísmo se encuentra el concepto de monoteísmo en la creación , es decir, considerar que el único creador es Dios y fuera de Dios no existe creador alguno.
Otra de las dimensiones del monoteísmo es la creencia en la unicidad del señorío divino, es decir que el Islam considera que la administración del universo pertenece solo a Dios.
La segunda dimensión del señorío divino es el señorío en la legislación a que en la creencia islámica consideramos que el único ser con derecho a legislar es Dios.
Una de las dimensiones del monoteísmo es la unicidad en la divinidad, es decir la adoración es exclusiva para Dios.