Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: Los vínculos de parentesco. El origen.
“Y es Él Quien ha creado del agua al ser humano y dispuso para él los lazos familiares paternos y maternos. Tu Señor es poderoso.” (Surah 25: aleya 54). De acuerdo con este versículo del Sagrado Corán, Dios Misericordioso estableció que desde el momento mismo de su creación, hombres y mujeres tuviesen el vínculo familiar como principal rasgo distintivo de su especie. Que todos los parientes, tanto de la línea materna como de la paterna, se constituyan en un poderoso lazo que unifique la familia.
Sobre la base de esta disposición divina, que nos remite a los tiempos primigenios, los creyentes ineludiblemente deberán cultivar el afecto familiar como la amalgama que consolide y sostenga ese sagrado lazo. El Mensajero de Dios (la paz sea con él y con su familia) en su sermón acerca del bendito mes de Ramadán dijo: “respetad a vuestros mayores y tened misericordia de vuestros niños; fortaleced los lazos con vuestros parientes”. En tan pocas palabras el Profeta hace mención a tres virtudes fundamentales que debemos atesorar y profesar a nuestros familiares de sangre: respeto, misericordia y unidad. Cualidades éticas que se acrisolan en una sola palabra: amor.
De acuerdo con esta disertación del Profeta, los nexos de parentesco abarcan nuestra ascendencia y descendencia. En sus palabras se refleja el vínculo entre al menos cuatro generaciones que pudieran compartir en vida un mismo tiempo: los mayores, entre quienes se encuentran nuestros padres, abuelos y bisabuelos; y los niños, como clara referencia a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Es decir, nuestra progenie.
Por otra parte, menciona el término parientes que, si extendemos su significado un poco más allá, agruparía no solo a los familiares directos sino también a los familiares políticos o por afinidad, no consanguíneos o de muy lejana vinculación: los suegros, la esposa o esposo, los hijastros e hijastras, los esposos y esposas de nuestras tías y tíos, primos lejanos, entre otros. De esta manera, queda perfectamente descrito el sistema de relaciones en el seno de una familia. En fin, estamos ante un extraordinario y breve enunciado que define el concepto de unidad y respeto familiar que promovía el Profeta.
Del mismo modo, en el último de los libros sagrados, el Corán, aparece reiteradamente este precepto de practicar el mejor comportamiento con nuestros padres y familiares:
“Sed bueno con vuestros padres, con vuestros familiares” (Sura 2: aleya 83).
“En verdad, Dios ordena la justicia, el bien y la generosidad con los familiares y prohíbe la indecencia, los malos actos y la opresión. Él os amonesta para que, quizás así, reflexionéis.” (Sura 16: aleya 90).
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!