Lista de descargas

MP3 SoundCloud iVoox
Descripción

El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) dijo: "La peor ceguera es la ceguera del corazón."Desde la perspectiva islámica las malas acciones degradan el intelecto y el corazón de las personas. Es como la herrumbre que corroe los espejos y metales pulidos. Entonces el alma se muestra enmohecida e impide que los conocimientos ligados a la razón nos iluminen y contribuyan a nuestra purificación moral y espiritual. En ese estado de descuido se crean las condiciones idóneas para que se arraigue la ignorancia en nuestro corazón.

Transcripción

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La ceguera del corazón.
El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) dijo: "La peor ceguera es la ceguera del corazón."Desde la perspectiva islámica las malas acciones degradan el intelecto y el corazón de las personas. Es como la herrumbre que corroe los espejos y metales pulidos. Entonces el alma se muestra enmohecida e impide que los conocimientos ligados a la razón nos iluminen y contribuyan a nuestra purificación moral y espiritual. En ese estado de descuido se crean las condiciones idóneas para que se arraigue la ignorancia en nuestro corazón. 
Si el intelecto se opaca los pensamientos se desarticulan y predomina la irracionalidad. Se dice entonces que el corazón se ha enceguecido, se encuentra gobernado por la ignorancia. Esta ceguera racional nos priva de comprender e interpretar las realidades: “¿No han viajado jamás por la Tierra con corazones capaces de entender y oídos capaces de escuchar? No es su vista la que está cegada sino los corazones que hay en sus pechos los que no ven”. (Sagrado Corán, 22:46).  

Hay quienes desconocen al Creador y tratan de encontrar una explicación material o azarosa a los fenómenos naturales, sociales y espirituales. La ignorancia suprime la aspiración innata del ser humano por conocer la verdad en cuanto a los asuntos religiosos. Aquel que está en ese estado lo atormentan las dudas y es incapaz de asimilar las nociones más básicas de la existencia. Deja de indagar, de ser curioso, de investigar acerca de la religión, lo espiritual, lo moral y lo celestial. En cambio,  lo innato y natural es buscar respuesta a las preguntas fundamentales: ¿existe un ser inmaterial, el Creador de este universo? ¿Nuestra existencia está limitada solo al cuerpo material en esta vida o hay una vida más allá de la muerte? ¿Existe alguna manera de establecer una conexión entre esos dos mundos? ¿Existe acaso algún programa o guía que me garantice felicidad y dicha durante mi existencia y después de la muerte, que me evite perjuicios?

El Imam Baquir (la paz sea con él) dijo: "No existe pobreza semejante a la pobreza del corazón." Es decir, la ignorancia empobrece de tal manera al individuo que lo enferma moralmente y merma por completo su capacidad de adquirir y procesar los saberes trascendentes. Es un mal que va progresando y empeorando sus síntomas. Las personas al perder la capacidad de discernimiento actúan como sordas, ciegas y mudas ante los problemas de la existencia, de la sociedad y de los modos de vida. Son incapaces de reconocer las cuatro dimensiones del alma humana y actuar en función de ellas: el sentido religioso, la búsqueda de la Verdad, el sentido de la belleza y el sentido de la bondad. Quienes evaden esa disposición innata y persisten en ello se convierten en seres irracionales: “El ejemplo de los que no creen es como el de quien grita al ganado, que no oye de él más que una llamada y un grito. Son sordos, mudos, ciegos, no razonan”. (Sagrado Corán, 2:171). 
La ignorancia puede llegar a enceguecernos hasta el punto de no creer en las señales divinas, desconocer el Día del Levantamiento o ser incapaces de comprender el concepto de Eternidad o la vida en el Más Allá. No hay esperanzas para las personas insensatas e ignorantes si no dan un golpe de timón a su vida y buscan el arrepentimiento. Dijo el Imam Rida (la paz sea con él): “Quien mientras goce de vida no pueda ver las verdades de la creación, tampoco las verá después de su muerte”. 
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!

El sitio web de FatimaTV está licenciado bajo una Licencia
Internacional de Creative Commons Attribution 4.0.

Fatima TV

Fatima TV

Descripción

Transcripción

El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) dijo: "La peor ceguera es la ceguera del corazón."Desde la perspectiva islámica las malas acciones degradan el intelecto y el corazón de las personas. Es como la herrumbre que corroe los espejos y metales pulidos. Entonces el alma se muestra enmohecida e impide que los conocimientos ligados a la razón nos iluminen y contribuyan a nuestra purificación moral y espiritual. En ese estado de descuido se crean las condiciones idóneas para que se arraigue la ignorancia en nuestro corazón.

En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hola, hoy queremos compartir contigo este nuevo episodio que hemos titulado: La ceguera del corazón.
El Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones sean con él y con su familia) dijo: "La peor ceguera es la ceguera del corazón."Desde la perspectiva islámica las malas acciones degradan el intelecto y el corazón de las personas. Es como la herrumbre que corroe los espejos y metales pulidos. Entonces el alma se muestra enmohecida e impide que los conocimientos ligados a la razón nos iluminen y contribuyan a nuestra purificación moral y espiritual. En ese estado de descuido se crean las condiciones idóneas para que se arraigue la ignorancia en nuestro corazón. 
Si el intelecto se opaca los pensamientos se desarticulan y predomina la irracionalidad. Se dice entonces que el corazón se ha enceguecido, se encuentra gobernado por la ignorancia. Esta ceguera racional nos priva de comprender e interpretar las realidades: “¿No han viajado jamás por la Tierra con corazones capaces de entender y oídos capaces de escuchar? No es su vista la que está cegada sino los corazones que hay en sus pechos los que no ven”. (Sagrado Corán, 22:46).  

Hay quienes desconocen al Creador y tratan de encontrar una explicación material o azarosa a los fenómenos naturales, sociales y espirituales. La ignorancia suprime la aspiración innata del ser humano por conocer la verdad en cuanto a los asuntos religiosos. Aquel que está en ese estado lo atormentan las dudas y es incapaz de asimilar las nociones más básicas de la existencia. Deja de indagar, de ser curioso, de investigar acerca de la religión, lo espiritual, lo moral y lo celestial. En cambio,  lo innato y natural es buscar respuesta a las preguntas fundamentales: ¿existe un ser inmaterial, el Creador de este universo? ¿Nuestra existencia está limitada solo al cuerpo material en esta vida o hay una vida más allá de la muerte? ¿Existe alguna manera de establecer una conexión entre esos dos mundos? ¿Existe acaso algún programa o guía que me garantice felicidad y dicha durante mi existencia y después de la muerte, que me evite perjuicios?

El Imam Baquir (la paz sea con él) dijo: "No existe pobreza semejante a la pobreza del corazón." Es decir, la ignorancia empobrece de tal manera al individuo que lo enferma moralmente y merma por completo su capacidad de adquirir y procesar los saberes trascendentes. Es un mal que va progresando y empeorando sus síntomas. Las personas al perder la capacidad de discernimiento actúan como sordas, ciegas y mudas ante los problemas de la existencia, de la sociedad y de los modos de vida. Son incapaces de reconocer las cuatro dimensiones del alma humana y actuar en función de ellas: el sentido religioso, la búsqueda de la Verdad, el sentido de la belleza y el sentido de la bondad. Quienes evaden esa disposición innata y persisten en ello se convierten en seres irracionales: “El ejemplo de los que no creen es como el de quien grita al ganado, que no oye de él más que una llamada y un grito. Son sordos, mudos, ciegos, no razonan”. (Sagrado Corán, 2:171). 
La ignorancia puede llegar a enceguecernos hasta el punto de no creer en las señales divinas, desconocer el Día del Levantamiento o ser incapaces de comprender el concepto de Eternidad o la vida en el Más Allá. No hay esperanzas para las personas insensatas e ignorantes si no dan un golpe de timón a su vida y buscan el arrepentimiento. Dijo el Imam Rida (la paz sea con él): “Quien mientras goce de vida no pueda ver las verdades de la creación, tampoco las verá después de su muerte”. 
Hemos llegado al final de este episodio. Nos despedimos de ti con profundo afecto y respeto, seguros de que cada día compartirás con nosotros estas enseñanzas que abrirán tu corazón y tu pensamiento. ¡Hasta mañana!