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Descripción

¿Alguna vez has deseado que la muerte no existiera? ¿Que tus seres queridos vivieran para siempre? Esta historia, basada en antiguas enseñanzas, narra la experiencia de una tribu que logró eliminar la muerte… y descubrió que el resultado fue una pesadilla.

En este relato, exploramos:
✔️ El sueño humano de vencer a la muerte y sus consecuencias inesperadas.
✔️ La crisis de un pueblo que dejó de morir: sobrepoblación, miseria y la carga de cuidar a generaciones eternamente ancianas.
✔️ La profunda lección espiritual detrás de la mortalidad y por qué la muerte no es un enemigo, sino parte de un diseño sabio.

💡 Reflexión final:
"La inmortalidad no es para este mundo… pero sí para el siguiente. ¿Estamos preparando el equipaje correcto?"

📖 Fuente citada: Al-Kafi, Vol. 3, p. 260

👉 ¿Qué opinas? ¿Realmente querrías vivir en un mundo sin muerte? ¡Déjalo en los comentarios!
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Transcripción

En el nombre de Dios
Hola. Sea una vez más bienvenido a la sección EL CUENTO DE LA SEMANA de FátimaTV.

A veces, los humanos pensamos "ojalá" que este lugar del mundo fuera de otra manera. Aparte de nuestros "ojalas" y "si tan solo" diarios, uno de los mayores deseos que tal vez haya cruzado la mente de todos nosotros es que, ojalá, no existiera ninguna muerte en este mundo. Ojalá, todos nosotros estuviéramos aquí juntos, para siempre, con nuestros padres, abuelos y nuestros propios hijos, y que ninguna muerte nos separara. La amargura de la muerte de nuestros seres queridos y la separación de aquellos a quienes amamos es tan pesada que tal vez aún no hayamos imaginado el mundo sin muerte como deberíamos.

Nuestra historia de hoy trata sobre una tribu que en tiempos remotos experimentó un mundo libre de muerte. Tal vez revisar su experiencia sea una buena respuesta a las preocupaciones mentales de algunos de nosotros. Revisemos juntos la interesante historia de esta tribu.

En la Búsqueda de la Muerte

En tiempos lejanos, quizás miles de años atrás, había un pueblo que vivía en algún lugar de esta tierra. Tenían un profeta que predicaba las enseñanzas divinas entre ellos. Un día, tal vez pensando en las mismas cosas en las que pensamos hoy, les vino a la mente que debían eliminar la preocupación por la muerte de sus vidas. Tal vez para ellos, la muerte e incluso la muerte de seres queridos habían empañado la dulzura de la vida en este mundo. De cualquier manera, por alguna razón, pidieron al profeta de su pueblo que pidiera a Dios que quitara la muerte de entre ellos. Ese profeta, por el pedido y quizás la insistencia que tenía este pueblo para este pedido, se puso a orar y le pidió a Dios Todopoderoso que quitara la muerte de entre su pueblo.
Y el Señor escuchó su oración, y ya nadie de esa tribu moría. Pasaron años y años y nadie moría en esa tribu. La población estaba creciendo de manera exponencial y ni siquiera una persona se reducía de su número. Había llegado al punto en que sus hogares no tenían suficiente espacio para vivir. Además de que su generación había aumentado, otro problema los estaba presionando, quizás más que cualquier otra cosa. Un hombre que antes era responsable de los gastos, el sustento y el cuidado de sus padres ancianos junto con sus propios hijos, hoy veía la situación de otra manera. Tenía que hacerse cargo de sus abuelos, bisabuelos, padres, abuelos paternos y maternos, y también de los padres de sus padres, y así sucesivamente hasta dondequiera que quedara su descendencia, y su día estaba ocupado atendiendo a los asuntos diarios de estas personas.

Por supuesto, la vejez no les dejó fuerzas para su independencia. La población seguía aumentando y estos jóvenes se unían rápidamente a las filas de los ancianos que ya no podían hacer nada y tenían que ser cuidados como un niño.
El hombre de la casa ya no tenía oportunidad de proveer para sí mismo.
No había oportunidad para el comercio, ni la industria, ni espacio para la agricultura y la ganadería.
La vida y el tiempo se estaban volviendo más difíciles para ellos.
Al parecer, el sueño de un mundo sin muerte se había convertido en una pesadilla.
Los hombres y mujeres jóvenes de la tribu pasaban su mañana, tarde y noche cuidando de sus ancestros y antepasados paternos y maternos, y todos sabían que pronto, de manera creciente, más personas sin trabajo y sin recursos se unirían a este mismo grupo.

No se les ocurría ninguna otra manera de salir de esta crisis. Tal vez nunca pensaron que pronto estarían tan ansiosos por volver a la muerte. Volvieron a acudir al profeta de su tribu y le pidieron que rezara para que la vida normal volviera a ellos. Y Dios respondió la oración del profeta y gradualmente, la muerte se convirtió en el sistema de gobierno divino para ese pueblo.

Aparentemente, este mundo no tiene lugar para la soledad y la inmortalidad; es por ello que más bien deberíamos buscar la inmortalidad en el otro mundo, uno cuya realidad es diferente. Teniendo en cuenta la realidad clara de que, para ese mundo y ese viaje a la inmortalidad, debemos preparar un equipaje aquí en esta vida: un equipaje eficaz y cargado de las herramientas necesarias que sean fiables para el bienestar. Un equipaje que no contiene lo material, sino más bien buenas acciones, las cuales se conviertan en elementos útiles en lo espiritual. La inmortalidad no es una buena idea para un lugar con las manos vacías y las bolsas vacías.

Así llegamos al final de este cuento, el cual, a pesar de ser corto, contiene una infinidad de elementos para reflexionar. Nos invita a pensar no solo en la realidad de la vida, la muerte, sus efectos y demás componentes, sino que nos dirige a construir una forma de vida que nos prepare para la separación, con una conciencia plena de lo que en sí la muerte significa y su filosofía. Pero va más allá: nos enseña cómo beneficiarnos de cada etapa de la existencia, no solo de la vida mundana, sino también de las etapas anteriores a esta vida y de la posteridad.

Y con "anteriores a esta vida", me refiero a los momentos o planos existenciales en los que éramos una luz, un alma, luego un feto y, posteriormente, lo que hoy somos en este mundo.

Me despido, no sin antes, como siempre, rogar a Dios por lo mejor para ti y tus seres queridos, tanto en esta vida como en la otra. Por favor, cuídate, y hasta la próxima.

 

الكافي (ط - الإسلامية) ؛ ج‏3 ؛ ص260

 عَلِيُّ بْنُ إِبْرَاهِيمَ عَنْ أَبِيهِ عَنِ ابْنِ أَبِي عُمَيْرٍ عَنْ هِشَامِ بْنِ سَالِمٍ عَنْ أَبِي عَبْدِ اللَّهِ ع قَالَ: إِنَّ قَوْماً فِيمَا مَضَى قَالُوا لِنَبِيٍّ لَهُمْ ادْعُ لَنَا رَبَّكَ يَرْفَعُ عَنَّا الْمَوْتَ فَدَعَا لَهُمْ فَرَفَعَ اللَّهُ عَنْهُمُ‏ الْمَوْتَ‏ فَكَثُرُوا حَتَّى ضَاقَتْ عَلَيْهِمُ الْمَنَازِلُ وَ كَثُرَ النَّسْلُ وَ يُصْبِحُ الرَّجُلُ يُطْعِمُ أَبَاهُ وَ جَدَّهُ وَ أُمَّهُ وَ جَدَّ جَدِّهِ وَ يُوَضِّيهِمْ‏ «4» وَ يَتَعَاهَدُهُمْ فَشَغَلُوا عَنْ طَلَبِ الْمَعَاشِ فَقَالُوا سَلْ لَنَا رَبَّكَ أَنْ يَرُدَّنَا إِلَى حَالِنَا الَّتِي كُنَّا عَلَيْهَا فَسَأَلَ نَبِيُّهُمْ رَبَّهُ فَرَدَّهُمْ إِلَى حَالِهِمْ
 

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¿Alguna vez has deseado que la muerte no existiera? ¿Que tus seres queridos vivieran para siempre? Esta historia, basada en antiguas enseñanzas, narra la experiencia de una tribu que logró eliminar la muerte… y descubrió que el resultado fue una pesadilla.

En este relato, exploramos:
✔️ El sueño humano de vencer a la muerte y sus consecuencias inesperadas.
✔️ La crisis de un pueblo que dejó de morir: sobrepoblación, miseria y la carga de cuidar a generaciones eternamente ancianas.
✔️ La profunda lección espiritual detrás de la mortalidad y por qué la muerte no es un enemigo, sino parte de un diseño sabio.

💡 Reflexión final:
"La inmortalidad no es para este mundo… pero sí para el siguiente. ¿Estamos preparando el equipaje correcto?"

📖 Fuente citada: Al-Kafi, Vol. 3, p. 260

👉 ¿Qué opinas? ¿Realmente querrías vivir en un mundo sin muerte? ¡Déjalo en los comentarios!
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En el nombre de Dios
Hola. Sea una vez más bienvenido a la sección EL CUENTO DE LA SEMANA de FátimaTV.

A veces, los humanos pensamos "ojalá" que este lugar del mundo fuera de otra manera. Aparte de nuestros "ojalas" y "si tan solo" diarios, uno de los mayores deseos que tal vez haya cruzado la mente de todos nosotros es que, ojalá, no existiera ninguna muerte en este mundo. Ojalá, todos nosotros estuviéramos aquí juntos, para siempre, con nuestros padres, abuelos y nuestros propios hijos, y que ninguna muerte nos separara. La amargura de la muerte de nuestros seres queridos y la separación de aquellos a quienes amamos es tan pesada que tal vez aún no hayamos imaginado el mundo sin muerte como deberíamos.

Nuestra historia de hoy trata sobre una tribu que en tiempos remotos experimentó un mundo libre de muerte. Tal vez revisar su experiencia sea una buena respuesta a las preocupaciones mentales de algunos de nosotros. Revisemos juntos la interesante historia de esta tribu.

En la Búsqueda de la Muerte

En tiempos lejanos, quizás miles de años atrás, había un pueblo que vivía en algún lugar de esta tierra. Tenían un profeta que predicaba las enseñanzas divinas entre ellos. Un día, tal vez pensando en las mismas cosas en las que pensamos hoy, les vino a la mente que debían eliminar la preocupación por la muerte de sus vidas. Tal vez para ellos, la muerte e incluso la muerte de seres queridos habían empañado la dulzura de la vida en este mundo. De cualquier manera, por alguna razón, pidieron al profeta de su pueblo que pidiera a Dios que quitara la muerte de entre ellos. Ese profeta, por el pedido y quizás la insistencia que tenía este pueblo para este pedido, se puso a orar y le pidió a Dios Todopoderoso que quitara la muerte de entre su pueblo.
Y el Señor escuchó su oración, y ya nadie de esa tribu moría. Pasaron años y años y nadie moría en esa tribu. La población estaba creciendo de manera exponencial y ni siquiera una persona se reducía de su número. Había llegado al punto en que sus hogares no tenían suficiente espacio para vivir. Además de que su generación había aumentado, otro problema los estaba presionando, quizás más que cualquier otra cosa. Un hombre que antes era responsable de los gastos, el sustento y el cuidado de sus padres ancianos junto con sus propios hijos, hoy veía la situación de otra manera. Tenía que hacerse cargo de sus abuelos, bisabuelos, padres, abuelos paternos y maternos, y también de los padres de sus padres, y así sucesivamente hasta dondequiera que quedara su descendencia, y su día estaba ocupado atendiendo a los asuntos diarios de estas personas.

Por supuesto, la vejez no les dejó fuerzas para su independencia. La población seguía aumentando y estos jóvenes se unían rápidamente a las filas de los ancianos que ya no podían hacer nada y tenían que ser cuidados como un niño.
El hombre de la casa ya no tenía oportunidad de proveer para sí mismo.
No había oportunidad para el comercio, ni la industria, ni espacio para la agricultura y la ganadería.
La vida y el tiempo se estaban volviendo más difíciles para ellos.
Al parecer, el sueño de un mundo sin muerte se había convertido en una pesadilla.
Los hombres y mujeres jóvenes de la tribu pasaban su mañana, tarde y noche cuidando de sus ancestros y antepasados paternos y maternos, y todos sabían que pronto, de manera creciente, más personas sin trabajo y sin recursos se unirían a este mismo grupo.

No se les ocurría ninguna otra manera de salir de esta crisis. Tal vez nunca pensaron que pronto estarían tan ansiosos por volver a la muerte. Volvieron a acudir al profeta de su tribu y le pidieron que rezara para que la vida normal volviera a ellos. Y Dios respondió la oración del profeta y gradualmente, la muerte se convirtió en el sistema de gobierno divino para ese pueblo.

Aparentemente, este mundo no tiene lugar para la soledad y la inmortalidad; es por ello que más bien deberíamos buscar la inmortalidad en el otro mundo, uno cuya realidad es diferente. Teniendo en cuenta la realidad clara de que, para ese mundo y ese viaje a la inmortalidad, debemos preparar un equipaje aquí en esta vida: un equipaje eficaz y cargado de las herramientas necesarias que sean fiables para el bienestar. Un equipaje que no contiene lo material, sino más bien buenas acciones, las cuales se conviertan en elementos útiles en lo espiritual. La inmortalidad no es una buena idea para un lugar con las manos vacías y las bolsas vacías.

Así llegamos al final de este cuento, el cual, a pesar de ser corto, contiene una infinidad de elementos para reflexionar. Nos invita a pensar no solo en la realidad de la vida, la muerte, sus efectos y demás componentes, sino que nos dirige a construir una forma de vida que nos prepare para la separación, con una conciencia plena de lo que en sí la muerte significa y su filosofía. Pero va más allá: nos enseña cómo beneficiarnos de cada etapa de la existencia, no solo de la vida mundana, sino también de las etapas anteriores a esta vida y de la posteridad.

Y con "anteriores a esta vida", me refiero a los momentos o planos existenciales en los que éramos una luz, un alma, luego un feto y, posteriormente, lo que hoy somos en este mundo.

Me despido, no sin antes, como siempre, rogar a Dios por lo mejor para ti y tus seres queridos, tanto en esta vida como en la otra. Por favor, cuídate, y hasta la próxima.

 

الكافي (ط - الإسلامية) ؛ ج‏3 ؛ ص260

 عَلِيُّ بْنُ إِبْرَاهِيمَ عَنْ أَبِيهِ عَنِ ابْنِ أَبِي عُمَيْرٍ عَنْ هِشَامِ بْنِ سَالِمٍ عَنْ أَبِي عَبْدِ اللَّهِ ع قَالَ: إِنَّ قَوْماً فِيمَا مَضَى قَالُوا لِنَبِيٍّ لَهُمْ ادْعُ لَنَا رَبَّكَ يَرْفَعُ عَنَّا الْمَوْتَ فَدَعَا لَهُمْ فَرَفَعَ اللَّهُ عَنْهُمُ‏ الْمَوْتَ‏ فَكَثُرُوا حَتَّى ضَاقَتْ عَلَيْهِمُ الْمَنَازِلُ وَ كَثُرَ النَّسْلُ وَ يُصْبِحُ الرَّجُلُ يُطْعِمُ أَبَاهُ وَ جَدَّهُ وَ أُمَّهُ وَ جَدَّ جَدِّهِ وَ يُوَضِّيهِمْ‏ «4» وَ يَتَعَاهَدُهُمْ فَشَغَلُوا عَنْ طَلَبِ الْمَعَاشِ فَقَالُوا سَلْ لَنَا رَبَّكَ أَنْ يَرُدَّنَا إِلَى حَالِنَا الَّتِي كُنَّا عَلَيْهَا فَسَأَلَ نَبِيُّهُمْ رَبَّهُ فَرَدَّهُمْ إِلَى حَالِهِمْ